PINTO COMO TOCO....TOCO COMO PINTO

viernes, 7 de mayo de 2010

Miles Davis y yo....

D.B en Hollywood California 1964.



Miles Davis y yo


Ya con este puro título, uno debería esperar algo sólido, importante.

Por lo menos algo que justifique lo rimbombante del concepto: "Miles Davis y yo".Se trata en el fondo de una anécdota simple, breve, pero igualmente significativa para los que amamos el jazz y muy especialmente a Miles, en el fondo este relato... es lo que hay no más.

Era mediados de enero, el invierno de 1967, en Los Ángeles, California. El invierno generalmente es suave, aun cuando en las noches sopla un viento helado que hace que uno recuerde inevitablemente a Chile. El resto del año pareciera una primavera-verano continua. Miles estaba en la ciudad... la voz se corría también como el viento. WRVR, veinticuatro horas al día de "puro jazz", la radio favorita de músicos y aficionados, ahí se enteraba uno de todo lo que pasaba en la escena del jazz, que esos días era mucho, pero MUCHO, diría yo....así con mayúscula. No había día de la semana en que no hubieran por lo menos unas diez opciones de primerísima línea para oír y ver.Ya llevaba viviendo allí casi seis años y había visto a Miles por lo menos unas ocho o diez veces, no me perdía oportunidad. Tony Williams fue para mí una de mis más preciadas experiencias e influencias, si es que puedo decirlo con toda la humildad del mundo. Lo vi cuando él tenía diecisiete años, todavía no se incorporaba Wayne Shorter, estaba George Coleman, era 1963. Estuve un año y medio encerrado en un garaje practicando su intrincada e innovadora forma de tratar los tambores. Tuve oportunidad de ver a "The Quintet" de Miles,con: George Coleman, Wayne Shorter, Herbie Hancock, Ron Carter y Tony Williams. También fue notable para mí ver algunos invitados y reemplazos ocasionales, por razones que nunca comprendí...pues cuando volvía un par de dias más tarde estaba nuevamente el grupo "original" completo. Fue así como vi a Víctor Feldman en piano, Sam Rivers en tenor, Frank Strozier en alto (esto es verdaderamente raro) y Hank Mobley en tenor.Miles tenía una actitud misteriosa, por decir algo, no hablaba una sola palabra, ni al comenzar ni al terminar, jamás presentó los músicos, no hablaba con ellos mientras tocaba. Era un personaje muy elegante, levemente pesado. Arrogante. Sabía perfectamente cuánto pesaba y eso lo hacía sentir.

Una noche nos aventuramos con mi amigo Alfonso "Palito" Barrios, bajista del Nahuel Jazz Quartet y por lo tanto compañero y amigo mío desde muchos años y ahora convertido en un excelente fotógrafo profesional. Vivíamos en el mismo edificio. Ocasionalmente, tocábamos juntos algún "gig" de trío o cuarteto. En esos años yo tocaba con buenos grupos de jazz, sextetos y octetos, pero igualmente trabajaba con un guitarrista de bossa-nova en trío y con un vibrafonista en cuarteto. Tocábamos en fiestas privadas o cocktails que en Hollywood eran, y me imagino aun son, cosas de todos los días.
Un poco de aventura, decía antes, porque esta vez Miles tocaba en el corazón del barrio Watts, el equivalente a Harlem de Nueva York.. "Ruby Red Room" se llamaba el lugar y no tenia más capacidad que para unas ochenta o cien personas. Muchas veces antes estuve ahí, siguiendo a mis favoritos "funky", "blusie" y "Hard": The Jazz Crusaders, Jimmy Smith, Mongo Santa María, Willy Bobo, Art Blakey, Charles Lloyd, Roland Kirk, Bobby Bryant, Woody Shaw, Charles Tolliver, Sony Stitt, Hank Crowford The Tree Soundsy mis favoritos "los picantes" Quartet Tres Bien..... entre los que recuerdo. Esa noche hacía bastante frío, nos estacionamos lejos y ya se notaba cuando pasamos frente al lugar que estando Miles, todo era distinto... frente al Club ya había una cola y grupos de gente conversando, en otras palabras había "ambiente". Finalmente cuando llegamos al lugar, había una considerable cola. Ahí nos instalamos con Alfonso a esperar el show de las diez. Siempre ver a Miles y al Quinteto fue una experiencia. Siempre temas nuevos y la banda sonando mejor y mejor. Esta vez esperábamos el recién grabado "Miles Smiles" con temas como Footprints, Freedom Jazz Dance, entre otros. Oírlos en vivo y en lugar pequeño es una de las mejores experiencias que un músico puede anhelar.
Ya cerca de las diez, la cola empieza a avanzar, fluidamente al principio, medio entrecortada más tarde y, cuando ya no faltaba nada para cruzar la puerta, una mano gigante me para en seco. Los porteros son gigantes, antes ahora y siempre. Hasta ahí llegamos y punto....ni una persona más!! Una hora o un poco más de espera en la calle. Hasta el próximo set. Igualmente con Alfonso y el resto de los que quedamos afuera disfrutamos oyendo el sólido sonido, algo apagado de Miles. Como una hora y diez minutos más tarde empezó a salir la gente, hasta desocupar completamente el lugar....para decir la verdad, parecía un niño chico....lo único que quería era entrar lo antes posible y ubicarme frente a Tony Williams. Hice un par de intentos por mi cuenta, pero una vez más, la mano: "Hey!..stop man!.." Cuando salió la última persona abrieron ambas puertas por unos minutos para ventilar, imagino, después se cerró todo nuevamente y......cuándo?.....cuándo...?. De pronto el gigantón abre la puerta apenas un poquito y dice: OK now!, yo me abalanzo, sin ningún recato, sin mirar siquiera para ningún lado. Entro...como una tromba! A un sitio casi en total penumbra, ahí me topo de frente con alguien y lo piso con todo mi entusiasmo, con toda mi prisa y con mis bototos grandotes, reforzados, recién comprados, de esos dados de baja del Army. Más encima con mi mano izquierda lo topé levemente cerca del hombro, ¡como en un pequeño empujón! Oí entonces, una voz única, ronca, muy poco común, más bien un sonido gutural, como de afonía aguda o de alguien con una evidente dificultad de algún tipo a la garganta. Levanto la vista y en la penumbra distingo la cara de Miles, mirándome con dos cuchillos negros, con esa voz extraña y bajito me dice, rudamente:.... "Watch your step, mother fucker" (Fíjate donde pisai concha de tu .....). Alfonso Barrios a mi lado, vio y oyó todo, es mi único testigo.... Creo que éste es el único encuentro, la única "relación", de un músico chileno con Miles Davis. Anticipé al comienzo de este relato que mi cuento era mínimo, que poco o nada se podía esperar de una relación, cercana si, pero... fortuita, desafortunada y breve. Pero es un encuentro personal, real y, finalmente, es todo cuanto puedo decir sobre "Miles Davis and me".
Felizmente esa noche no tocaron "Seven Steps to heaven"...!!!!!
Mas tarde cuando tocaron "Footprints", me parecio que Miles, me miro con cierta ironia, pero en realidad puede haber sido solo una idea mía y eso nunca ocurrió!
D.B
Oct. 1992(Rev.2003-09)

3 comentarios:

  1. Qué vida la tuya! qué experiencias!! al fin experiencias valiosas y "graciosas"!!
    Un abrazo
    giovanni

    ResponderEliminar
  2. KuntillaKinto dijo...
    Para los que conocemos un poco más de cerca la trayectoria (literaria) de DB, este texto es ya todo un clásico (y el relato oral en boca del autor absolutamente recomendable!!!)

    28 de junio de 2009 09:16
    Anónimo dijo...
    Que buen relato, se me habia olvidado. Me da una sana envidia pensar en haber podido ver a MIles.Don Bilz tiene la cualidad que uno puede sentir como si hubiera estado ahi.Creo que todos los musicos que oimos alguna vez con detalles "El dia que dejaste de tocar" nos gustaria que lo relataras como un cuento, eso ya supera todo lo conocido como cuento divertido...La raspa tiene un papel importante.
    saludos chico. ah, la pintura extraordinaria como siempre, te felicito. CH.V

    28 de junio de 2009 10:17
    kike hurtado dijo...
    Hola Orlando,

    me encanta esta historia aun cuando sea mínima. Tú y no otro tuvo la desfachatez de pisar el calzado de Miles.

    hay otro de la pata de palo y Dolphy, creo? Hazme saber adónd te puedo escribir por interno para acercarte algunos músicos.

    un abrazo, y continúa con tu excelente solo de batería. A mi Williams me encanta también.
    Kike :)

    ResponderEliminar