PINTO COMO TOCO....TOCO COMO PINTO

jueves, 13 de agosto de 2009



SEXTETO HINDEMITH 76

Primera Parte.

“Impresiones” era un grupo de gran nivel, dirigido por el excepcional músico y pianista, Mariano Casanova, con quien había tocado innumerables veces, desde que el y su inseparable amigo, el baterista Jaime Farfán, irrumpieran un día en el Club de Jazz de MacIver, alrededor de 1960. Obviamente ellos, conformaron junto a diferentes bajistas su propio trío y dicho sea de paso causaron un importante impacto, pues no tuvieron la evolución por la que todos tuvimos que transitar obligadamente con el jazz, a medida que el jazz fue cambiando, ellos llegaron “cambiados”…eran lo que esos días se denominaba “modernos”. También es bueno recordar, que era común que nos intercambiáramos de lugar, ocupando el sitio de un compañero, cuando por razones de disponibilidad o tiempo uno u otro no podía cumplir con determinados compromisos, por lo que no era raro, que Jaime me reemplazara con Nahuel y yo a el con Mariano.
Me incorporé a al grupo “Impresiones” a principios de 1975, curiosamente como percusionista, siendo esta la única vez que desempeñe tal función, el baterista oficial del grupo era mi querido amigo y mi único “alumno” Domingo Vial, quien a poco andar debió dejar el grupo para ir a tocar con un conjunto que se suponía tocaría música “chilena con jazz”, proyecto este, al que no le puse mayor atención, sin embargo era bueno para Domingo, titulado profesionalmente como percusionista de la Universidad de Chile y discípulo de Guillermo Rifo, quien formaba parte de esta nueva agrupación de algo así como de “folclor-jazz”. Se produjo entonces mi incorporación como baterista a “Impresiones” y a Domingo le perdí la pista por un tiempo.
Fue el mismo Domingo, quien en el transcurso del tiempo, le sugirió a Guillermo Rifo, que hablara conmigo, que yo era la persona más indicada para el proyecto en el cual trabajaban. Me lo propusieron y se produjo este curioso enroque, Domingo volvió a Impresiones y yo me fui al Sexteto Hindemith, ahí a esas alturas, me empecé a interesar y por razones obvias: lo primero que me enteré fue del nombre del grupo y del apabullante nivel de sus integrantes y sus respectivas trayectorias.
Yo conocía a Rifo, fuimos compañeros en Fusión y el siempre manifestó un serio aprecio por lo que yo hacia y como lo hacia, eso me lo manifestó con claridad académica un par de veces. Cuando nos reunimos fue sumamente claro en expresarme lo que el como director pretendía y lo que el Sexteto esperaba. Lo he mencionado en algún capitulo anterior, se trataba básicamente de lo siguiente: La derivación de un grupo, que ya tenia una larga trayectoria en la música de Cámara, que había ya incursionado con acercamientos a la música llamada “popular” o no clásica, incorporando una voz femenina (Carmen Luisa Letelier) y con arreglos que se orientaban hacia definitivamente el concepto de “Fusión” esto, en el sentido del termino, y sin connotación alguna hacia el grupo del mismo nombre que sentara un precedente de importante innovación entre los años 70-73, acá se pretendía fusionar la música de cámara con el folclor chileno y latinoamericano y desde allí abordar la sonoridad y estilo del jazz. No era poco lo que pretendía mi amigo Guillermo.
En el casino de la Facultad tomamos un café con Guillermo y me dijo: “Chico, esto es muy simple: este grupo tiene que “swinguear” necesitamos incorporar el sentido del jazz, mas que nada rítmicamente y tu eres la única persona que puede hacer eso….no me digas nada (seguramente al ver mi cara de espanto…!) yo ya se, hemos tocado juntos, tu eres autodidacta y no lees música…pues bien, eso es exactamente lo que quiero, que seas tu el que crees tus propias partes y sea el grupo el que se adapte a lo que tu estas imponiendo. Eso es… nada más y nada menos….que me dices???
Si entre un jazzista y un músico popular (profesional) en esos años existía una gran brecha, entre un jazzista y un músico clásico existía un precipicio. Yo no pude responder de inmediato….se me vino a la memoria mi única experiencia con músicos clásicos, en un encuentro que se puede considerar “limite”, este ocurrió con mi participación, junto a Matías Pizarro en piano eléctrico y órgano, Pepe Aranda guitarra eléctrica, (con todo tipo de pedales y distorcionadores) y Pepe Ureta bajo, junto a la Orquesta Filarmónica, Coro y el Ballet del Teatro Municipal para la obra “Teorema” de Mirta Furioso, Gallinato y Mairena, con la supervisión musical de Juan Azua y la dirección del Maestro Juan Carlos Zorzi. Suena bonito… y resulto muy bien, pero los “profesores” de la Filarmónica fueron hostiles con nosotros y en especial conmigo…..”Saquese las pilas , maestro”…”terremoto…terremoto”… me decían y me hacían en el desarrollo de nuestra participación, múltiples gestos, para que tocara mas despacio, para que tocara menos, o simplemente para que me fuera. Fue una experiencia muy enriquecedora, pero no particularmente grata…los “maestros estos” no querían saber nada con el jazz y mucho menos con el rock, parece que esa mezcla estaba adelantada a su época. La temporada fue breve.
Si no tuviera, en este momento que escribo, el programa del Teatro Municipal de Santiago, frente a mis ojos…creo que este seria un recuerdo completamente vago…para colmo como suele ocurrir, no solo en este, sino en casi todos, este programa no consigna la fecha, pero pienso que fue a fines de 1974.
Averigüé entre los músicos quienes era los integrantes del a estas alturas “famoso” Sexteto Hindemth. Simple: todos músicos profesionales, todos profesores de la Universidad de Chile, todos integrantes de la Orquesta Sinfónica, todos considerados en su instrumentos, por lejos, los mejores músicos de Chile, había que agregar a esto, que entre ellos estaba el niño genio… “el niño terrible” de la composición , ejecución, arreglos y lo que fuera… que fuese música, el inolvidable Nino García, con no mas de veinte o veintiún años. Alberto Harms en flauta (de oro, famosa por ser la única en Chile) Emilio Donatucci Fagot, Adolfo Flores contrabajo, Guillermo Rifo vibráfonos.
Nuestro primer ensayo se fijó en una casa de Avda Brasil, que entiendo era una dependencia de la Universidad, los ensayos serian de 9.45 am. a 12.45.
Aquí se inicia para mi “el choque de los mundos” lo detallare sin el mas mínimo espíritu critico y siendo yo parte activa de ambos, no seria el caso intentar siquiera hacerlo en términos comparativos críticos. Mencionare algunas diferencias solo como anécdota.
Podría resumirlo en que por una parte estaban los jazzistas y los músicos profesionales: desordenados, informales, divertidos y por el otro los músicos clásicos: serios, formales. Pero creo que bien vale la pena contar algunos detalles que retratan de cuerpo entero estas diferencias.
La primera: a las 9.45 am. Hora del ensayo, estaban los instrumentos armados, afinados y estábamos tocando, es decir había una música perfectamente coherente en curso… en su opuesto por decirlo de algún modo, de ocho músicos de jazz o “pop” habrían llegado a las 9.45, solamente, cuatro, dos atrasados, uno muy atrasado y uno no llegaba, a las 10.15 recién abriendo los estuches, a las 10.30 las primeras notas para empezar recién a tocar a as 10.45, en el ínter tanto se habrían escuchado, risas, tallas, conversaciones sobre los mas diversos temas, abrazos, café, cigarrillos, teléfono, jugos, salidas al patio a tomar sol….en fin, podía pasar cualquier cosa, siendo siempre la mas manifiesta: la alegría, el humor… eso era infaltable, siempre riéndonos todos de buena gana. Acá: “tócatela de nuevo” allá “repitamos la parte” acá: “desde arriba”, allá “volvamos al ceño” acá “la hoja” allá, “la partitura” acá: tenemos un tema nuevo” allá: “primera audición” acá “Démosle una vuelta mas, por que me tengo que pegar “los tilines” (me tengo que ir), allá: Tomemos el tema desde arriba una ultima vez y damos por finalizado el ensayo de hoy”….a ratos me parecía broma….estaba en medio de verdaderos “caballeros de la música” a todo esto me olvidaba:…. el lenguaje informal y soez estaba absolutamente ausente, generalmente al terminar el ensayo, ahí nos reíamos un poco, pero el solo hecho de tratarnos de Ud. y de “maestro” genera un ambiente de formalidad. Admito: me acomodó, me sentí muy bien, se avanzaba rápido, todo giraba en torno a la música, todavía no había amistad pero si un respeto a toda prueba. No puedo dejar de consignar, que fui recibido por todos con mucho cariño y respeto, todos sabían de mi y me dieron mucha confianza y lo mas importante me hicieron sentir con mucho entusiasmo, que estaban seguros que ahora si, el grupo se encausaría hacia donde ellos pretendían…”Maestro Ud. lleva la guaripola aquí…nosotros lo seguimos” viniendo de quien venían estas palabras, admito me sentí muy reconfortado y feliz. Yo había tenido que luchar desde los 13 años con algo muy curioso, yo sabia lo que hacia y que lo hacia bien, pero nadie me decía nada, todos lo daban por hecho, por sentado que la cosa era así y punto.Siempre pensé que me hubiese gustado que reconocieran mis logros pero, también, lo mas importante que me criticaran con un espíritu contructivo para haber logrado ser aun mejor, de partida haber abandonado mi “fantasma” de no saber leer música, pero bajo el concepto generalizado esos días, de que era mejor, que era mucho mejor “que fuera yo” y no un músico lector…. fui auto-perseguido toda mi carrera, por esto.
Trabajé en forma silenciosa pero muy efectiva con Nino García, que hacia gran parte de los arreglos del grupo, a el intenté traspasarle la parte “teórica” del jazz, aun cuando fuera en niveles bastante básicos, pero que de a poco fue dando estupendos resultados, cada sugerencia mía era ilustrada con trozos y fragmentos de grabaciones de destacados músicos de jazz, con la finalidad de poder suplir la “teoría musical” con “demostraciones empíricas” fue así, como Nino entendió que debía “ligar” las notas en sus arreglos para lograr el “swing” del jazz y no escribirlas de a una, apartándose así de ese sentido como barroco que ellos tenían muy incorporado.Que mejor ejemplo puede existir de lo que pretendía, que tocarle
cualquier trozo de los legendarios “Four Brothers” (Stan Gestz, Bob Cooper, Zoot Sims, Serge Chaloff) en sus años junto al Big Band de Woody Herman. Recuerdo que se lo cantaba nota por nota, el lo escribía y después me lo leía, ahí cuando el tomaba el sentido que yo llamo “barroco” yo lo detenía en seco, Nino poseía una rapidez impresionante en la comprensión de la música, en una sesión de esta temática ya tenia internalizado el concepto. Tocar al unísono, con swing, sin importar el tempo, como “sección” fue la orden del día y fue increíble, como se vieron los resultados, cuando se incorporo el ritmo de la batería encima de estos conceptos. La banda empezó a partir de ahí a sonar a completa satisfacción de todos, y muy importante con un renovado entusiasmo. Nada mas lejos de mi intención, que aparecer en este articulo, que además es escrito por mi, como si fuera yo el artífice de los logros del Sexteto, nada mas lejos de mi intención, pero si es justo también consignar y no olvidar que a mi me llevaron justamente para “eso” y era hacia “eso” que la banda se estaba cada vez incorporando mejor. Habría sido una mezcla incomprensible, si me hubiese limitado a incorporar solamente mi enfoque rítmico-jazzistico, sobre ellos que se encontraban mas cercanos a la música de cámara que al jazz.
Cuecas, tangos, tonadas, boleros, todos ritmos “latinoamericanos” (3/4, 6/8, 4/4 etc) son todos ritmos también muy explorados en el jazz, por esta misma razón empezaron afluir sin contratiempos. Por otra parte, muy positivo del grupo hacia mi, fue mi comprensión a cabalidad del sentido del “matiz”, esto solía no ser bien tratado en el jazz, especialmente de esos días (Hard-bop), descubrí con ellos, algo maravilloso y de gran utilidad en la música, también tuve que aprender el sentido de no tocar una sola nota, en largos pasajes, en que simplemente la batería y la percusión no participaba, aprovechaba, recuerdo, de oír con total atención, poe ejemplo, largos solos de bajo con arco, interpretados con singular maestría por Adolfo Flores, y me fui acostumbrando así, a oír a mis compañeros cada vez con mas atención y por que no decirlo con admiración. (Continuara)
DB.8/09
Oir: “Cueca del Cerro”. Guillermo Rifo. Solo de bajo A. Flores

4 comentarios:

  1. Iñigo Diaz:

    buenisimo. esa biografia está pendiente y hay que escribirla.

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  2. El año 76 compre el Lp In Musica, quede tan impresionado con el trabajo musical, que durante mucho tiempo, lo primero que hacia al levantarme era abrir un tocadisco winco, de esos de maleta a lo James Bond, y echar andar la maravillosa musica del Sexteto. En estos dias he estado repasando los trabajos de Aquila, Sexteto y Latinomusicaviva, quise hacer una descripción de la banda en este portal http://www.lastfm.es/music/Sexteto+Hindemith+76
    para eso estaba buscando en la web y me tope con su blog, donde hace recuerdos muy sentidos de su participación en el sexteto, cosa que me animo a escribir para agradecer por la compañía que me brindo su música en esa época.
    Soy Contador casi retirado, y ahora me dedico a Dj en un Audiobar en Valparaiso, tengo varias paginas dedicadas a presentar musica si gusta puede echarles una miradita.
    En esta presento bandas del mundo de distintas tendencias: http://www.myspace.com/entidadnocturna
    y aca con musica de Chile, especialmente de la zona de Valparaiso:
    http://www.artechilenoindependiente.cl/profile/Entidadnocturna
    Como he tenido la fortuna de encontrarlo, le cedo el honor de hacer la descripción de la banda en este portal:
    http://www.lastfm.es/music/Sexteto+Hindemith+76
    Me despido con un abrazo desde el barrio puerto de Valparaíso.
    Luis Carlos Yáñez Orellana
    sukucho@gmail.com

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  3. anyone got a copy of In Musica for sale :)

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