
Es de afuera, no es de Santiago, comentábamos refiriéndonos a Omar Nahuel, personaje que irrumpió en la escena del jazz chileno proveniente de la cercana Rancagua, a mediados de 1958.Mi carrera como baterista ya se había iniciado hacía siete años, cuando de trece me incorporé a “Los Mapocho Stompers”; de ahí pasé a “Los Dixielanders” y finalmente a los “Dixieland Hot Seven”. Con estos últimos estuvimos en el Festival Internacional de Jazz de Punta del Este. Allí vi, oí y toqué por primera vez con un grupo de jazz moderno, compuesto por músicos americanos y brasileros. Tuve oportunidad de tocar con varios de ellos, especialmente con Sergio Mendes, pianista, que más tarde sería muy popular con su grupo Brasil 66. Quedé absolutamente impresionado con el estilo moderno, y además me di cuenta que podía tocarlo, que yo ya había alcanzado cierta madurez en el instrumento y que estaba en condiciones de dar ese salto inmenso de pasarme del tradicional al moderno.En justicia debo mencionar que en Chile, en esos mismos años, ya se incursionaba tímidamente en ese estilo: mis héroes locales eran “Los Six-Seven” (Patricio Ramírez, Lucho Koch, Sandro Salvati, Boris Castillo, Paco Deza, Pancho Eyzaguirre). Mariano Casanova con Jaime Farfán y Boris Castillo, también empezaban a brillar. Yo hacía esporádicos reemplazos, de vez en cuando, pero no más que eso. En realidad con el grupo “D.H.S.” nos manteníamos bien ocupados. Una cosa sí debo admitir: ya no quería tocar más dixieland, sentía que venía algo distinto, algo nuevo de una fuerza demoledora.Practicaba mucho; estudié el estilo lo que más pude. Mi único referente (no tenía más discos) fue Clifford Brown-Harold Land Quintet, con el baterista Max Roach. Llegué a aprenderme todos los temas y todos los solos de memoria.En eso me encontraba cuando, una noche en el Club de Jazz, me habla un personaje, ronco, muy ronco, con voz bajita, fumando intensamente. Terno negro, camisa blanca, corbata negra (fue su uniforme oficial, siempre). Inmersos ambos en una nube de humo, me dijo:-Chico, estoy juntando a los mejores. Ya tengo a Alfonso Barrios en el bajo, me falta Patricio Ramírez y tú y estamos listos -. No dijo nada más.Admito que quedé perplejo. Omar Nahuel ya había hecho algunas incursiones en el Club de Jazz junto a Barrios y al baterista Sergio Meli, y la impresión que había dejado había sido muy importante. Se trataba de un pianista muy creativo, tremendamente serio y metido de lleno en su tema. Cuando tocaba reinaba un silencio lleno de atención y admiración diría yo, por lo diferente, delicado y potente.Así nació el “Nahuel Jazz Quartet” en 1960. A diferencia de la informalidad de esos días, no tocamos en público sino hasta que Omar consideró que el grupo sonaba, a diferencia de cómo funcionaba la cosa entonces, en que prácticamente se ensayaba con público, apenas se repasaban un poco los temas… Omar era por lejos el primer músico profesional del jazz chileno, no toleraba errores ni informalidades en la música. Antes y especialmente después de tocar, ¡lo que viniera! Aún cuando no era mucho lo que hablaba, disfrutaba con los chistes y tallas y el comportamiento más que informal propio de los músicos.A poco andar nos dimos cuenta que su forma era la forma de hacer las cosas y el cuarteto se transformó en una máquina, un relojito. La primera vez que tocamos en público se notó el trabajo y dedicación, y a partir de allí, no paramos más. Grabamos el primer LP del Jazz chileno en el primer trimestre del año 1963 bajo el título de “Nahuel Jazz Quartet”, que desde ese entonces hasta hoy sigue siendo un clásico.Ese mismo año tocamos en el Festival Internacional de Mar del Plata, junto a músicos top americanos, argentinos y brasileros. Incursionamos, además, en otras áreas como el teatro y ciclos de recitales semanales en el Teatro La Comedia, en que solíamos tener solistas invitados.Omar Nahuel se ganó un nombre y un prestigio en forma tremendamente merecida. Patricio Ramírez lo describe diciendo: “Era la persona más artista que he conocido, vivía para el piano, para el arte”. Álvaro Menanteau lo describe: ”Nadie, de quienes lo conocieron, sabe a ciencia cierta cómo Nahuel llegó desde Rancagua tocando así, como ningún otro pianista del medio local, aunque sus estudios de piano clásico nos entregan un indicio respecto a su exitosa inserción en el medio jazzístico santiaguino.” Por mi parte, en una entrevista de esos años me refiero a él:”Su aparición en el Club de jazz no dejó indiferente a nadie. Era de otro planeta, una actitud rarísima, fumando constantemente y mirando en forma penetrante. Además tenía muy buena pinta.”Así era Omar Nahuel, además un gran amigo, sencillo, silencioso, gran sentido del humor, estricto y profesional en la música como pocos.
Parte Dos
Un llamado del director audiovisual porteño Patricio Muñoz forzó mi memoria, mis recuerdos, de asuntos que nunca olvidé, pero obviamente ya pertenecían a mi pasado más remoto.Quería juntarnos, en un tributo al “Nahuel Jazz Quartet”…¡cuarenta y siete años después! Se trataba de un ciclo de Jazz Chileno, de seis capítulos para Canal 13 Cable.Me sonó como un proyecto sin destino. Volver casi medio siglo atrás, en circunstancias en que, después de toda una vida, había logrado finalmente posesionarme de lo único que me entusiasma: el presente…Además, como si fuera poco, con la ausencia de la figura protagónica de esta historia, Omar Nahuel, quien murió trágicamente en junio de 1969.Entendía que se trataba de un Tributo pero, así y todo, la idea no me calzaba. Volver a juntar a Patricio Ramírez, Alfonso Barrios y yo…era casi de locos.Juntarnos como amigos, lo habíamos hecho muchas veces. Yo había tocado innumerables veces con Patricio y, durante cinco años con Alfonso en Estados Unidos, pero los tres no nos habíamos juntado nunca más.De a poco el proyecto me fue interesando. Sugerí el nombre de Gonzalo Palma como para ocupar el sitio de Omar. Gonzalo siempre me pareció un músico muy completo, versátil y sutil. Accedió, se metería, estudiaría la musicalidad de Omar, no para intentar tocar como él, sino para interpretar su sentido. Y así fue.De a poco nos fuimos incorporando, empezó la filmación, entrevistas, nos juntamos en mi casa en el campo, Alfonso “Palito” Barrios, Jaime Farfán, baterista que al igual que Waldo Cáceres, me reemplazó cuando me fui a vivir a USA, a finales del 63.Conversamos en torno a lo que fue nuestra participación y la experiencia con el NJQ, todo lo registró meticulosamente el director Patricio Muñoz, que de paso diré brevemente, se trata de una persona de extrema meticulosidad, delicadeza, con un sentido estético superior, además de tremendamente sencillo y silencioso. Aunque parezca algo extraño, hay algo de él, que fue quien forzó esta realidad, que me hizo recordar a Omar en su forma de ser, en su talento.Intentamos racionalizar la situación, hablamos por teléfono, mails iban y venían, hasta que reparamos: ¡!después de cuarenta y siete años volvernos a juntar!!…era poco lo que podía decirse…..había que practicar cada uno por su lado “recuperar los chops”, dentro de lo posible… como le decimos los músicos y confiar, que este intento titánico resultara digno, en el intento de recuperar o revivir el espíritu original del Nahuel Jazz Quartet y de su creador, nuestro inolvidable Omar Nahuel.Cuando llegamos al Teatro de la Universidad de Valparaíso, el 17 de Agosto de 2007, encontramos un muy refinado folleto con las actividades artísticas de ese mes, ahí había una linda foto de nosotros cuatro en Mar del Plata, Argentina, riendo. Los amigos, los compañeros, los músicos, ahí como que se nos “entró el habla” como se dice comúnmente. Nos cayó casi medio siglo en la cabeza, ¡como un balde de agua!.Ahora ya no había más que hacer. Había que tocar y eso hicimos.Cada uno puso sin duda lo mejor de su habilidad, de eso no cabe ninguna duda. Invocamos el espíritu de Omar, la sonoridad del Cuarteto original, dentro de lo que pudimos. A ratos la sonoridad de los temas nos conmovió y emocionó algo; pero hay que admitirlo, la magia, lo que ocurrió cuando ocurrió, ya se había marchado, hacía ya rato.Ahora sólo interpretamos los antiguos temas, que muchos años atrás nos fluían como el aire.Como la esencia misma del jazz, que nunca es lo mismo, ni siquiera cuando se toca noche a noche, pues la próxima puede ser similar pero es definitivamente otra, aquí, “47 años después” fue un tributo, un homenaje digno, lleno de amistad y cariño entre nosotros, hacia el público y hacia el gran ausente. La música, la de antes, la de “ese entonces”, vino ese día solamente de visita.Lo que se quedó, donde ya estaba, a lo que no se pudo agregar nada más, fue a lo que hicimos hace 47 años atrás.
Orlando Avendaño G.Abril.2009
Parte Dos
Un llamado del director audiovisual porteño Patricio Muñoz forzó mi memoria, mis recuerdos, de asuntos que nunca olvidé, pero obviamente ya pertenecían a mi pasado más remoto.Quería juntarnos, en un tributo al “Nahuel Jazz Quartet”…¡cuarenta y siete años después! Se trataba de un ciclo de Jazz Chileno, de seis capítulos para Canal 13 Cable.Me sonó como un proyecto sin destino. Volver casi medio siglo atrás, en circunstancias en que, después de toda una vida, había logrado finalmente posesionarme de lo único que me entusiasma: el presente…Además, como si fuera poco, con la ausencia de la figura protagónica de esta historia, Omar Nahuel, quien murió trágicamente en junio de 1969.Entendía que se trataba de un Tributo pero, así y todo, la idea no me calzaba. Volver a juntar a Patricio Ramírez, Alfonso Barrios y yo…era casi de locos.Juntarnos como amigos, lo habíamos hecho muchas veces. Yo había tocado innumerables veces con Patricio y, durante cinco años con Alfonso en Estados Unidos, pero los tres no nos habíamos juntado nunca más.De a poco el proyecto me fue interesando. Sugerí el nombre de Gonzalo Palma como para ocupar el sitio de Omar. Gonzalo siempre me pareció un músico muy completo, versátil y sutil. Accedió, se metería, estudiaría la musicalidad de Omar, no para intentar tocar como él, sino para interpretar su sentido. Y así fue.De a poco nos fuimos incorporando, empezó la filmación, entrevistas, nos juntamos en mi casa en el campo, Alfonso “Palito” Barrios, Jaime Farfán, baterista que al igual que Waldo Cáceres, me reemplazó cuando me fui a vivir a USA, a finales del 63.Conversamos en torno a lo que fue nuestra participación y la experiencia con el NJQ, todo lo registró meticulosamente el director Patricio Muñoz, que de paso diré brevemente, se trata de una persona de extrema meticulosidad, delicadeza, con un sentido estético superior, además de tremendamente sencillo y silencioso. Aunque parezca algo extraño, hay algo de él, que fue quien forzó esta realidad, que me hizo recordar a Omar en su forma de ser, en su talento.Intentamos racionalizar la situación, hablamos por teléfono, mails iban y venían, hasta que reparamos: ¡!después de cuarenta y siete años volvernos a juntar!!…era poco lo que podía decirse…..había que practicar cada uno por su lado “recuperar los chops”, dentro de lo posible… como le decimos los músicos y confiar, que este intento titánico resultara digno, en el intento de recuperar o revivir el espíritu original del Nahuel Jazz Quartet y de su creador, nuestro inolvidable Omar Nahuel.Cuando llegamos al Teatro de la Universidad de Valparaíso, el 17 de Agosto de 2007, encontramos un muy refinado folleto con las actividades artísticas de ese mes, ahí había una linda foto de nosotros cuatro en Mar del Plata, Argentina, riendo. Los amigos, los compañeros, los músicos, ahí como que se nos “entró el habla” como se dice comúnmente. Nos cayó casi medio siglo en la cabeza, ¡como un balde de agua!.Ahora ya no había más que hacer. Había que tocar y eso hicimos.Cada uno puso sin duda lo mejor de su habilidad, de eso no cabe ninguna duda. Invocamos el espíritu de Omar, la sonoridad del Cuarteto original, dentro de lo que pudimos. A ratos la sonoridad de los temas nos conmovió y emocionó algo; pero hay que admitirlo, la magia, lo que ocurrió cuando ocurrió, ya se había marchado, hacía ya rato.Ahora sólo interpretamos los antiguos temas, que muchos años atrás nos fluían como el aire.Como la esencia misma del jazz, que nunca es lo mismo, ni siquiera cuando se toca noche a noche, pues la próxima puede ser similar pero es definitivamente otra, aquí, “47 años después” fue un tributo, un homenaje digno, lleno de amistad y cariño entre nosotros, hacia el público y hacia el gran ausente. La música, la de antes, la de “ese entonces”, vino ese día solamente de visita.Lo que se quedó, donde ya estaba, a lo que no se pudo agregar nada más, fue a lo que hicimos hace 47 años atrás.
Orlando Avendaño G.Abril.2009
Querido Orlando, gracias por compartir tus recuerdos en forma tan detallada como emotiva.
ResponderEliminaralvaro menanteau
Orlando, hermosos recuerdos de una época gloriosa del jazz chileno. Omar era un gran tipo, con un humor muy especial, de pocas palabras, un amigo querido y recordado. Que muerte tan absurda, en el mejor momento de su vida profesional.
ResponderEliminarSaludos,
Querido Chico, muy buenos tus comentarios y recuerdos de Omar. Nunca pensé que tocariamos de nuevo aunque sin Omar, en realidad fue un acto conmemorativo. Gonzalo Palma un 7. Pato Ramirez sonando mejor que nunca y tu, con una energia arrolladora. Creo que lo pasamos muy bien!!!
ResponderEliminarTe felicito por tu blog, seré tu lector mas frecuente.
Un abrazo
Alfonso (Palito) Barrios
Como no vivi los dias de gloria de este relato y de esta musica, me quedo con lo bien escrito y descriptivo del texto. Sin embargo yo,si estuve presente en el recital del grupo en Valparaiso. Para mi fue simplemente sensacional, gracias a Patricio, Palito Barrios, Gonzalo y al Chico (Chiquitin) por tocar maravillosamente, aun cuando hayan pasado mil años!!!!!!!
ResponderEliminarFernando Retuert
ResponderEliminarMay 5th, 2009 at 12:41
Reply | Quote | Edit | #2
A Orlando Avendaño y ex “Nahuel Jazz Quartet” .
Les escuché inicialmente de Teatro “La Comedia”.
Hicieron un tipo de Jazz muy “cool”, pero con
la calidez propia de lo latino.
No recuerdo si intervinieron -como músicos-
en alguna obra del Ictus (creo que sí, pero no
tengo claro en cuál). Luego , recuerdo que grabaron
(seguramente en el anfiteatro de la Radio Corporación),
un disco LP, que se llamó “Jazz en Chile” y que
lamentablemente no volvió a reeditarse en CD.
Mi impresión es que hicieron un muy buen Jazz, y
aunque en ese tiempo yo no tenía más de 15 o 16 años,
recibí el entusiasmo por esta música, cosa que jamás
desaparece. Felicitaciones.
Don Bilz, despues de leer tu estupenda y detallada vivencia del Nahuel Jazz Quartet, a quienes vi el el Teatro La Comedia, en los recitales de los miercoles, cuando era un estudiante amante del jazz, al ver anoche el programa de Canal 13 sobre el jazz en Chile y como se anunciaba sobre el Cuarteto Nahuel, te cuento Don Bilz, que no entendi nada, no me gusto y el tema que se suponia era el motivo del programa no se entendio nada. Por que y donde tocan Uds ahora? que lugar era ese? por ultimo me habria gustado ver un tema entero. Saludos, igual soy un gran admirador de lo que hicieron Uds.
ResponderEliminarNahuel Jazz Quartet ... 47 años después, escalofriante titulo sabiendo que marcaron un hito en la música chilena, fue potente estar ahí, a eso me refiero con escalofriante.
ResponderEliminarEn un subterraneo de avenida Errazuriz en valparaiso, un clima calido, la gente juntita, algunos con arrugas otros quizas no superaban lo 20 años, pero todos ahí expectantes ... de pronto salen a escena los musicos, la bateria suena,las primeras notas, y la gente muda entendiendo que tenian la fortuna de ver en vivo lo que dio inicio al jazz en Chilito, recuerdo que me acompaño una amiga, y las pocas veces que nos miramos o hablamos mientras Nahuel Jazz tocaba era solo para decirnos "wow, increible"